27 de agosto de 2010

He aprendido a nadar en seco. Resulta más ventajoso que hacerlo en el agua. No hay el temor a hundirse pues uno ya está en el fondo, y por la misma razón se está ahogando de antemano.

VIRGILIO PIÑERA (poeta cubano)


Me opongo...
a la evidencia de perderme, a la noche que dejé escapar a mi ego a cambio de ignorarme, me opongo a mi misma, a la otra que fui yo exacerbada los días de rabia.
Me opongo a la trayectoria inmóvil de mis huesos dañados,
a morder mis labios de pena, a tener que transitar mi nombre de costado.
Me opongo a ser rechazada por mis brazos, a volverme temerosa o altanera, a perder la capacidad gustativa, a que sepulten mi risa sin gracia.
Me opongo a la maldición de mis fobias, al deber de mutar a otro cuerpo, a seguir estando indefensa y a mi propia vacilación.
Pero a lo que más me opongo...
es a sentirme indefinidamente ajena.
.

21 de agosto de 2010

Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia
Alejandra Pizarnik


No te pedí explicaciones la noche que me anunciaste que la luna era la manera de mirar al mar recortando la figura de una cereza plateada. Sin carozo, agregaste, como si ese dato pusiera de manifiesto su veracidad. Yo sólo quede ahí, sujeta a la memoria de haberte abrazado toda una vida aun sin entenderlo, pero me gustaba esa forma complicada para describir las cosas, como si pertenecer al grupo de las minorías te volviera diferente. Luego todo cambió y los dos crecimos. Las bicicletas dejaron de ser aves y la única razón que nos unía era la memoria. Amigos desde pequeños, desde la vez que te habías empeñado en que arrojáramos naranjas a la casa de Don Esteban y yo accedí, ni con mucha fuerza ni con tantas ganas, pero que vos me lo pidieras ya era razón suficiente.
Un día te alejaste y empezaste a huir, yo digo que fue hacia dentro, vos dijiste que te mudabas. No pretendo cuestionarlo ni seguir tirando naranjas, sobre todo porque Don Esteban murió y ya no estoy en edad... y si a eso le sumamos que Don Esteban vivía a pocos metros de mi oficina tampoco quedaría prolijo que pasara un cliente y me viera lanzando naranjas por el aire, aunque a vos se te ocurriría algo muy verosímil  y el hombre seguiría pensando que contrató a una profesional seria y eficiente.


Lo cierto es que te espero…
y esperarte es oler azahares pensando en vos.
.

14 de agosto de 2010

"Por eso la mayoría de los seres humanos vive tan irrealmente; porque creen que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría”

Herman Hesse.


Se dio cuenta que el amor era un sitio para huir. Un punto ciego donde nadie percibía que nunca fue feliz. Sin embargo cuidó de él, de los ataques exteriores y de los miedos que la circundaban. Intentó escapar, pero no lo hizo a cambio de creerse segura. Eligió las paredes, la manera sosegada de ver el mar desde la orilla, no supo de olas y desatendió el secreto de los caracoles. El mundo transcurrió por afuera de sus brazos. Sólo una tarde alcanzó a rozarlo aunque abandonó el ensayo por espanto. Pasaron los años y ella siguió ahí, como un árbol majestuoso que va perdiendo las hojas. No logró dibujar corazones sin que la mano le temblara, sin embargo, hizo malabares para no percibir el derrumbe.

Lo cierto es que un día lloró y ya no pudo detenerse.



3 de agosto de 2010

“Las cosas suelen suceder antes de que uno haya pensado si convenía o no que sucedieran, y cuando ya están ahí, no hay más remedio que convencerse de que eran necesarias” Andrés Neuman

Se desploma al costado de sí misma siendo su sombra y sus sentidos, todos, fragmentos de un mismo esqueleto.
Suele latir de corrido mientras piensa espiralada salvarse de alguna catástrofe.
Las causas resultan pretextos cuando el humo confunde caminos con atajos, sin embargo, vuelve a creer en las aves que emigran de cielo buscando nirvanas.
Urgente, es su forma de esconder las manos para evitar alcanzar la salida, pero queda un espacio, entre su piel y su sangre, donde guarda arrugada, una pequeña pero cierta esperanza.