30 de septiembre de 2011

La vida es aquello que te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes
John Lenon

De los delirios, soy ese espacio que intenta volverse real cuando los días parecen ilusiones
De las huidas, ese tren que intenta llegar a tiempo sin disipar los destinos en estaciones erradas.
De los olvidos, el recuerdo de aquella tarde en que juntaste el mar en tus ojos para volcarlo sobre mí como una taza derramada.
De los gritos, el silencio que guardé para mirarte mientras cruzabas la calle y yo esperaba que estuvieras de mi lado.
De los privilegios, esa esclavitud que sepulta mis ganas de correr hacia algún lado que me recuerde a donde voy.

Soy, de la infancia el juego del ahorcado cuando la vida me toma del cuello hasta volverme real.
De la noche, ese minuto que se aquieta, ese espacio que se abre, esa angustia que se mete, ese aullido que no acaba.
De la magia, esa fascinación de ver caer abejas del cielo llenando mis manos de miel.

Mientras tanto, añoro el sonido de las copas cuando chocan de lado a lado de la mesa..

18 de septiembre de 2011

Y no sé de qué modo,
dejar de adorarte sin duelo
entre nunca y quién sabe.
Cuando quemes tus naves
no me pierdas las llaves del cielo.

Joaquín Sabina




Había una vez un nene que se había hecho amigo de una nena que vivía del otro lado de la pared.
Como no se veían ni tampoco podían oírse aprendieron a comunicarse a través de un orificio de la medida de un caramelo. Por medio de los colores y los sabores intercambiaban dulces como sensaciones.
Él se recostaba contra el muro para oírla respirar aún sabiendo que jamás la escucharía, sin embargo soñaba con su aliento y con su cara. Ella tenía la altura de una silla y el encanto de una hermosa canción. Era inquieta y portaba ojos brillosos como peces huidizos nadando en el fondo del mar.
De todos los caramelos q él le deslizaba ella solo elegía los rojos y los azules, el resto los devolvía y él se veía obligado a comer los que sobraban. Ella le hacia florcitas de papel, las rojas eran mas abiertas y las azules mas cerradas, él le restituía el gesto con barquitos y aviones de colores. Él tenia una colección de flores azules y rojas, ella una flota de aviones y barcos diminutos, pero algo sucedió el día que él con sus manos improvisó un pajarito con un envoltorio cualquiera.

Ella se quedó llorando...
sabiendo que algo había cambiado.