No pertenecer a esa orilla de aquel riachuelo de Quinquela Martín. Sí al desembarco de Liniers que hiciera de Tigre esta honrosa tierra de mis ancestros. Aquí crecí descalza por un boulevard de palmeras y de poco asfalto. El verde de las orillas, mis amigos de siempre y el aliento contenido de mi primer abrazo. Cuando el reloj de la estación marca en punto nostalgia, acá vuelvo recordando.
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me encanto!! el orgullo de pertenecer a las orillas lo comparto con vos amiga del alma.. no dejes por favor de escribir que se extrañan tus versos... esto ya se convirtió en una adicción todas mis mañanas..
ResponderEliminarAnónimo
ResponderEliminarEl orgullo de pertenecer. Me gusta ser parte de tu adicción :)
Guau, reguau!!!!!!!!!!! El pipi diría UNA ZATA UNA ZATA y se sentiría el enano de la Isla de la Fantasía....
ResponderEliminarAnónimo
ResponderEliminarjajjaa sí! una Zata