Entonces él dijo…
.
-Sabés que deberíamos hacer?
Citarnos en un bar, conocernos, charlar lo suficiente hasta no saber de que nos reimos, buscar un lugar donde pudiéramos estar solos, sacarnos la ropa, besarnos, volver a reír, y como si no pudiéramos eviralo, hacer el amor.
Sí, sí, reafirmó convencido, pienso que deberíamos hacer eso. Digo, el amor… y ni siquiera deberíamos llamarlo de otro modo.
Se hizo una pausa...
Ella lo miró con firmeza y sosteniendo la mirada le dijo -NO, de ninguna manera-
pero sonrío lo suficiente como para hacerle creer lo contrario.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Más de una vez lo quisimos decir así y más de una vez lo quisieron oir de esa forma. Muy bueno
ResponderEliminarFacu
Muy simpático el relato. No es tan simple hacer coincidir el corazón con la razón, mas de una vez tomamos decisiones para sostener una imagen. Qué tontería!
ResponderEliminarBesos de sal.
Facu
ResponderEliminarEs tan cierto...
Medusa
Siempre con el corazón en la mano.
Besos de azucar
¿Y lo entendió él?. Es lo más importante. Saludos desde Madrid.
ResponderEliminarEstá bastante claro, siempre decimos "NO", cuando en realidad lo que queremos decir es... "SI".
ResponderEliminarAna
Saludos de presentación
Ana
ResponderEliminarSerá que habrá que ser más espontáneo?
Bienvenida a mi tren, espero que lo sigas recorriendo. Hay mucho para andar...
besos