"El dolor, claro -dijo compresivo-. El dolor... Disculpe si hurgo en cosas demasiado personales, pero sus fotografías no muestran mucho dolor. Reflejan el dolor ajeno, quiero decir; pero no advierto rastros del propio... ¿Cuándo dejó de dolerle lo que veía?."
El pintor de batallas -Arturo Pérez Reverte-
Cuando los lugares ajustan, las sillas no sientan, el aire se atasca y el espacio disminuye.
Cuando la mirada no percibe, los pasos no caminan y el conejo no hace magia.
Cuando la mañana oscurece, la noche amanece y la tarde se estira.
El libro se cierra, las esquinas no giran, los semáforos no brillan y el final se anticipa
Cuando la ciudad se opaca, las calles no transitan, los carteles no iluminan y las flores no perfuman.
Esos días,
Cierro los ojos
Y pienso en mi abuela.
En sus ojos verdes mansos como esmeraldas gastadas
En sus pecas chapoteadas, como peces por su piel
En sus manos arrugadas,
En su voz diciéndome “chiquita” como si siempre lo fuera…
En sus labios finitos de hormigas coloradas,
En su cabello ondeado como toboganes recién hechos
Y entonces ahí vuelvo a creer
En las sillas
En el aire
En el espacio
En las salidas
En la noche
En la tarde
En la mañana
En los libros
En las esquinas
En los semáforos
En las calles
En la ciudad
En las voces
Y de esos ojos verdes,
me robo su esperanza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Tienes un tesoro si tienes donde acudir para renacer, enhorabuena.
ResponderEliminarUna maravilla tu palabra, la cita de Reverte, los ojos verdes de tu abuela.
ResponderEliminarTe abrazo y te enlazo a mi Spleen.
M.
guau que bonito...
ResponderEliminarcuando dejo de dolerle el dolor ajeno?
no sé en donde poner la atencion...porque todos los textos son realmente hermosos.
Siempre que vengo a "saltar el tren"... me voy llena...
un abrazo
¡que bonito! yo también me acuerdo de mi abuellita, porque la llamaba así, era muy divertida y muy lista, nos enseñó mucho a sus 35 nietos y a sus 9 hijos y creó una familia muy unida pese a todo lo que padeció en la guerra y en la horrible posguerra. Saludos y que no te robe nadie la esperanza.
ResponderEliminarme encantó! intensisimos los versos finales!
ResponderEliminarLindo homenaje!M.Eugenia, esos dias fatales son los que nos obligan a buscar desesperadamente sentido al sinsentido.
ResponderEliminary esa excusa que el olvido nos brinda al cerrar los ojos.
besoscoloresmeralda
Siempre buscamos refugio, en esos seres que sólo saben dar amor. Bello recuerdo has escrito, para esa mujer que fue mucho más que un par de ojos verdes.
ResponderEliminarUn beso.
Si, es una gran consideración hacia la persona que te mimó, te cuidó; las abuelas tratan a sus nietos de modo diferente a como cuidaron y asistieron a sus hijos.
ResponderEliminarEspero no dejar de sentir dolor por lo que vea, por la injusticia, por el sufrimiento de los demás. Tienes una caja mágica a la que acudir para volver a creer y renovar tus ilusiones?
Preciosas palabras, que nos hacen cerrar los ojos.
Un saludo.
Ex-lemaki.
El eco de impaciencias de esperanzas
ResponderEliminarrepita sin parar en los anhelos
y sin permanecer indiferentes
ante el dolor del otro, cualquier otro
estamos aquí al lado, nuestro lado
del mundo que cuidamos con vivir
tan lisa y llanamente, somos tantos,
tantos, tantas, y muchos más que vamos
a mirarte a tus ojos que han vivido,
a mirarte a tus ojos que han amado,
a mirarte a tus ojos que han querido
compartir tu mirada ampliamente
de esperanza impaciente de esmeralda...
Y un beso del color de las pupilas
Precioso, entrañable y de una dulzura que alienta. Qué nadie pueda quitar tu esperanza. Un sentimiento íntimo, especial que hace que crezcas y que permites compartirlo con tus lectores.
ResponderEliminarGracias.
Un abrazo
Esos ojos verdes de las abuelas encierran tanto amor como experiencia, tanto cariño como sabiduría, tantas caricias como magia para cambiar esos "días rojos" de "Desayuno con diamantes", aunque aquí solo se trate de los diamantes de esos ojos y de tus letras.
ResponderEliminarMuy hermoso tributo, MªEugenia.
Besos.
Qué tierno tener una abuela así.
ResponderEliminarMe desconsuelas.
Besitos
estoy emocionada...
ResponderEliminaryo también pienso en mi abuela, en esos días en que no doblan las esquinas...una vez escribí un poquito de su historia, te dejo aquí unos renglones, para que ambas, de otros ojos, nos robemos la esperanza...
Una única vez viajó con nosotros, mis padres y yo, en tren al campo. Se sentó a mi lado y agarró mi mano, como era su costumbre. Yo miraba los girasoles desde la ventanilla. Ellos te miran, me dijo, porque tienen envidia de tu pelo amarillo.Y sonrió feliz.
mil besos*
Ufffff, ¡precioso!
ResponderEliminarVengo a leerte justo luego de darle un beso a mi abuela de 98 años.
Me hiciste emocionar tanto. No sabés todo lo que me provoca tu texto.
HERMOSO.
Un beso enorme.
PD: Perdón por la falta de originalidad, y es que no me salen las palabras...
Mi dulce Euge, me emocionan siempre tus textos, pero estos días son especiales para mí, porque como ya sabés hay fechas que marcan el comienzo de la ausencia. como vos pienso en sus ojos, más que en sus ojos en su mirada, allí estaba guardadada toda la nobleza y la magia de la vida. hablo de él, claro: el que me esperaba en aquella torre de princesa mientras yo saltaba del tren.
ResponderEliminarEs un texto precioso, Euge y tiene la impronta de la esperanza a pesar del mundo.
Besos, amiga del alma.
Me gusta el pozo verde que eliges para bañarte en energía amiga, es una suerte tener algo así donde recurrir
ResponderEliminarSiento mis ausencias
Me pongo al día
Besos
qué suerte que has pasado pore mi blog, maría, porque en devolver la visita, me he pasado por el tuyo..., y por este verde que me llena de agua la mirada.
ResponderEliminarpara mi también es un placer leerte, colega!
soy pesimista pero menos mal que tengo ojos verdes...
ResponderEliminary en el recuerdo los colores son más bellos
Que lindo que tienes ese gran recuerdo de sus ojos esperanza, para tomarte de su mano y seguir y creer en este mundo donde a veces las esquinas se hacen esquivas.
ResponderEliminarMe ha emocionado.
Un gran abrazo.
Gracias!
Qué lindura.
ResponderEliminarYo también extraño mucho-mucho a mi abuela.
Abrazos.
¡Qué bellezón de abuela y de letras, Mª Eugenia!
ResponderEliminarMe has emocionado en esta mañana lluviosa que ha anochecido en Madrid.
Un beso,
Cuando el gris plomo se instala en nuestro horizonte e inunda nuestra casa colándose por los resquicios de puertas y ventanas, acostándose en nuestra cama y adhiriéndose a nuestra piel; cuando se mezcla con el agua de ducha y nos vuelve tristes, cuando se cuela en el café del desayuno y nos inunda por dentro...
ResponderEliminarHasta que el color de una mirada y el calor de una piel amada nos resucita pintándonos de esmeralda el ánimo y la decisión.
¡Qué prodigio infundir vida desde la quietud de la no existencia!
Preciosas palabras, Mª Eugenia, se siente el proceso y nos hace avivar el recuerdo.
Un fuerte abrazo.
Muy, pero muy bello texto. Me he quedado sin palabras, es de esos fragmentos que te sacuden de la modorra cotidiana, además de ser un hermoso recuerdo de tu abuela.
ResponderEliminarBeso grande
Pasaba a desearte felices fiestas!!
ResponderEliminarte dejo un fuerte abrazo!
Bendecidos refugios dónde puede refugiarse nuestra alma y retomar fuerzas para seguir su camino.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buscar refugio en quienes nos siguen viendo con la ingenuidad que teníamos en la infancia....ellos también ya sabían de dolores y habían aprendido a soportarlos, seguramente también buscaban en algún lugar de sus recuerdos la esperanza para volver a creer como los haces vos.
ResponderEliminarPrecioso texto.
Un abrazo
que bien acompaña la imagen al título del blog, y disculpada, las letras son así
ResponderEliminarmuy muy muy bueno.
ResponderEliminarfelices fiestas!!!
pasare por aqui en un tiempo
beso
Hola, paso a saludarte nuevamentey a reencontrarme con tus bellas letras. Es un gusto!!!
ResponderEliminarUn abrazo
(te invito a pasar por mis nuevos post)
Es tan importante mirar hacia adentro de vez en cuando y observar el material del que estamos hechos ¿verdad? A veces es una especie de oxígeno que necesitamos para seguir adelante como debemos hacerlo.
ResponderEliminarYo creo un deber fumdamental honrar en silencio y permanentemente a quienes nos han enseñado la única razón.
Un fuerte abrazo
En estas fiestas tan entrañables, con mis mejores deseos de ilusión, paz y felicidad.
ResponderEliminar¡¡FELIZ NAVIDAD!!
Un abrazo.
Es estupendo el título, y esa foto del tren.
ResponderEliminarque tierna esta entrada!!! Aunque no es necesario robar la esperanza, vale con que te la preste!!
ResponderEliminarque tengas felices fiestas, siempre con esperanza!!!
A todos los que dejaron sus comentarios, a los que perdieron a alguien y entendieron la ausencia del amor, a todas las abuelas del mundo.
ResponderEliminarGracias por acompañarme.
La esperanza, esa es la clave día a día.
ResponderEliminar