27 de noviembre de 2010

A veces, el destino se parece a una pequeña tempestad de arena que cambia de dirección sin cesar. Tú cambias de rumbo intentando evitarla. Y entonces la tormenta también cambia de dirección, siguiéndote a ti.
HARUKI MURAKAMI


Descubrieron emociones uno del otro. Ella, que él jamás dejaría de amarla, él, que ella nunca más volvería a ser suya.
En esos momentos todo valió la pena, no así el resto de sus vidas. Ella quiso olvidarlo, él ni siquiera lo intentó. Él hizo esfuerzos por seguir adelante, ella se conformó con vivir en paz. Él sufrió ataques de pánico, ella ataques de soledad.
Ella creyó ser princesa, él fracasó siendo rey. Envejecieron de viejos y de tristeza, de arrepentimientos y conflictos, envejecieron de impedimentos y razón. No volvieron a verse. Él hace bollitos de cartas que nunca entregó, ella no pudo leerlas….
La vida los sorprendió, sólo que a él por la espalda. En su despedida ella preguntó “¿de qué están rellenas las nubes?”… él la miró y respondió “de pochochos, las nubes están rellenas de pochochos”, ella rió y lo besó.
Ese día caminaron. Uno para cada lado. Ella lloró de inmediato.
Él tardo 3 cuadras en hacerlo…pero nunca pudo detenerse.


Tienen algo en común…a los dos les cuesta olvidar.

20 de noviembre de 2010

"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos... Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida... antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos."

Charles Chaplin




Te pienso, es sólo eso, pensarte y repasar, sin entender las causas ni expresar los motivos
Me pregunto si tus ojos azules son peces huidizos nacidos en el fondo del mar. Si el temor de lo precario te mantiene agazapada y si esa explosión fueron tus penas por dentro.
Oíme, no hace falta extender tu brazo para encontrarte, estás ahí, a un suspiro de tus gritos y a un espejo de tu piel, huyendo de datos superfluos como la temperatura de la ciudad. Vos sos tu propia historia, como una agitación dudosa, como el frio de tus pasos cuando huyen o el calor de tus manos cuando se enrelazan.
La vida empieza a rabiarte, deberías vivir no tan de prisa o anunciarle tu llegada a esa falta de fe. No dejaré que te presiones buscándole nombres a tu desazón. Hablo de cosas inciertas como el latido decadente de la noche.
Recuerdo que te gustaba mirar a través de mis ojos, la cobardía de los tuyos te mantenía agazapada tras tu tez blanca.
No gires, está la vida por delante de tus pies...

como ese detalle de lluvia chocando contra todos los costados de tu cuerpo.