10 de octubre de 2011

Te advierto que el tigre despedaza a la gacela
porque no sabe tolerar tanta belleza.
Te advierto que algún día seré tigre,
tigre como los pájaros.

Pedro Mairal


Que cerca está el fin del mundo cuando ella piensa que entre hoy y mañana sólo queda esperar.
Despertar o no reaccionar.
Y que tal vez la vida transcurra entre ese hoy y mañana y no haya más que finales.
Los minutos son granadas explotando a sus espaldas mientras el tiempo se acaba … lento o abrupto … quien sabe.
Y ahí está, con su lista de pendientes incrustada en la heladera como si sumara latas de conserva…
con vencimiento temporal.
El mundo gira tan despacio y la vida tan de prisa que da una sensación confusa de asfixia.
Me pregunto en dónde empieza la sonrisa y adonde la pena.
Si la vida es ese mago interno queriendo hacer malabares.
Si somos todo aquello que no fuimos o todo aquello que buscamos.
Las migajas que ofrecen los caminos para no perderse, las mañanas que toman del cuello para provocar los cambios, los olvidos que barren frustraciones, las alfombras que no vuelan…
y ella sigue allí, sobre su elefante blanco, con los sentidos cerrados como una ventana abandonada.

Se oirán sus pasos bajo una noche ciega, aprenderá a danzar en lo oscuro y apoyando sus manos en los pájaros, aprenderá a volar…


a volar, que es casi lo mismo que encontrarse.