22 de abril de 2012

Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve.

Susanna Tamaro


Carta de intención

No quiero estar de más y sobrar por todos los costados del mundo. Quiero ser la pieza que encastre en tu vida, la manera de enrollar el viento para cuando te falte el aire. La armonía de tus mañanas y el bolsillo cálido para que tus manos se guarden.
Confieso, que ni todas las caricias del mundo podrán rozar mi alma como vos lo hacías, pero hay algo mas allá del amor y esa soy yo tratando de buscar mi espacio. No quiero perder la lucha de situarme en el lugar deseado, no quiero tirar letras como perdigones sin encontrar un suelo donde apoyarme. Me quedo con lo que puedo, que no es más que una suma de incapacidades y virtudes tratando de subsistir. Y aprender, de todas las veces que levantamos la mano para despedirnos, como esos banderines sin gracia que apenas se elevaban a los hombros de la resignación.
Me pregunto si vale la pena perdernos. Perdernos, que es algo así como desperdiciar nuestro tiempo mientras seguimos buscando lo que ya encontramos. Esa puta manía de buscar respuestas donde ya hay respuestas o de buscar abrazos donde ya hay abrazos. Sin embargo el contexto es una trampa que aprieta los cuerpos donde más duelen.
Pensaba lo triste que es la vida sin vos. Sin vos y sin mi cuando juntábamos nuestro tiempo para multiplicarlo, cuando llorábamos de emoción porque entendimos que llorar no solo tiene que ver con la tristeza.
Vuelvo a preguntarte si vale la pena perdernos. Si es justo vivir tratando de amar a otra gente, y que eso, sea lo mas cerca que podamos estar del amor.


Algún día, antes de olvidarnos, deberíamos encontrarnos…