9 de diciembre de 2011

Estoy mirando, oyendo, con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma en la tierra, y con las dos mitades del alma miro el mundo.

Pablo Neruda


Cubrirme de gloria mientras acomodo el corazón en algún costado de mi misma. Quedarme parada en el centro del mundo mientras grito que quiero marchar hacia alguna parte que no me necesiten
Solo cerraré los ojos para ubicarme en el sitio que sueño aunque eso represente ser feliz a medias.
Yo no tengo lo que dije que tendría para conquistarte, tal vez ya lo sepas y no hagan falta excusas, pero quiero que entiendas que no puedo salir corriendo como quisiera. Sé que llegará el invierno antes que las flores, que la música se oirá de fondo, que las mentiras serán más razonables con los años y que si me vendo los ojos será para redescubrir la vida sin acostumbrarme.
Mientras tanto inventaré una cuerda para hacer rodar tu corazón, estiraré la mano, lo más que pueda, pero no me pidas que acorte el tiempo y la distancia. Traigo desde hace años un dolor profundo, una huella insalvable y una hoja de ruta. Estoy hecha de la lluvia que empapó mis ganas de mirarte cuando aún no se podía. Y acá estamos, cubiertos de pobladores y lobos hambrientos, hechos de migajas y deshechos, con esto que hice de mí, con este tiempo mezquino que dedico, porque entre lo que debo y pretendo nunca encontré el equilibrio.
Y ya no se que cosas son del todo ciertas. A veces quisiera evitar los compromisos, solo digo amanecer sin relojes, arrojando las ganas al mar muerto, como el día que perdí la esperanza y ya no pude seguir. Solo que esta vez sin lamentos.


Y la magia será dejar de razonar para sentir todo de golpe.

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