23 de diciembre de 2010






Me gustaría despedir el año con un mensaje fuera de la ficción.
A todos los que me acompañaron brindándome su cariño, sus palabras, su compañía, su interpretación de los textos…a los que me hicieron sonreír, emocionarme, reflexionar…a los que pasaron en silencio y a todos los que supieron ensanchar mi corazón a través de esta página.
Para todos ustedes mis mayores deseos de felicidad.
Más allá de la actividad de cada uno, de la situación sentimental, de la elección sexual, de los problemas, la rutina, más allá de todo lo que puede encerrar cada una de nuestras vidas, me alegra y agradezco que exista este espacio en donde podamos creer en un mundo mejor. Mientras perduren los sueños, sigamos apostando al amor, a las palabras, a la sensibilidad …mientras exista esa burbuja de oxígeno en medio de tanta locura acá estaré esperándolos para oírlos, abrazarlos, agradecerles, respetarlos y desearles, desde lo más profundo de mi corazón que puedan sentirse libres, plenos y felices.


FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO!

EUGE
(para los amigos…que son todos ustedes)

4 de diciembre de 2010

"El dolor, claro -dijo compresivo-. El dolor... Disculpe si hurgo en cosas demasiado personales, pero sus fotografías no muestran mucho dolor. Reflejan el dolor ajeno, quiero decir; pero no advierto rastros del propio... ¿Cuándo dejó de dolerle lo que veía?."

El pintor de batallas -Arturo Pérez Reverte-


Cuando los lugares ajustan, las sillas no sientan, el aire se atasca y el espacio disminuye.
Cuando la mirada no percibe, los pasos no caminan y el conejo no hace magia.
Cuando la mañana oscurece, la noche amanece y la tarde se estira.
El libro se cierra, las esquinas no giran, los semáforos no brillan y el final se anticipa
Cuando la ciudad se opaca, las calles no transitan, los carteles no iluminan y las flores no perfuman.


Esos días,
Cierro los ojos
Y pienso en mi abuela.

En sus ojos verdes mansos como esmeraldas gastadas
En sus pecas chapoteadas, como peces por su piel
En sus manos arrugadas,
En su voz diciéndome “chiquita” como si siempre lo fuera…
En sus labios finitos de hormigas coloradas,
En su cabello ondeado como toboganes recién hechos
Y entonces ahí vuelvo a creer
En las sillas
En el aire
En el espacio
En las salidas
En la noche
En la tarde
En la mañana
En los libros
En las esquinas
En los semáforos
En las calles
En la ciudad
En las voces

Y de esos ojos verdes,

me robo su esperanza.