"Vivir e inventar. Lo intenté. Debí intentarlo.
Inventar. No es la palabra. Vivir tampoco. No importa. Lo intenté. Mientras la
gran fiera de la seriedad se paseaba en mi interior, rabiando, rompiendo,
desgarrándome. Lo hice. Completamente solo, bien escondido, me echaba faroles,
a solas, durante horas, inmóvil, a veces en pie, como si me hubieran embrujado,
gimiendo."
Samuel Beckett
Samuel Beckett
Se pierden las cosechas, se desparrama tu tiempo como un reloj de arena
averiado.
La vida pasa a ser ese eco que te recuerda cada noche que no deberías
estar ahí. Y entre tanto que insistís, porque todos algunas vez insistimos, los segundos se suman como una torre gigante de
andamios. Te sobran motivos , te faltan agallas, el entorno te resuelve y te revuelve
mientras girás en un mundo ahogándote de excusas. De la lastima a lo cierto se
confunden tus manos en un cuerpo sin formato, pero vos estas ahí, a los pies de
una cama, esperando… que se duerma... para llorar hacia adentro en ese interior
secreto con salida al mar. Y soñás descalza y pisás la playa mientras vuelan
las gaviotas que envidiás, y en esa libertad de los pájaros te preguntas si
será posible, como si posible, fuera algo que debiera ser permitido.