25 de junio de 2010

Mi nombre era Aparicio Reyes hasta que ella me engañó…esa es la historia que voy a contar.
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La mañana se arrastra sobre mis zapatos quedando impresiones de la noche anterior, el café tirado en la pileta, la garganta repleta de alcohol y el vicio trepando por mis pulmones. El aire atascado, las ventanas cerradas y un intolerable sopor sacudiendo mi cabeza. De esa noche sólo recuerdo su cara borrosa diciendo que se iba de viaje con el del quinto. No supe bien a que se refería con el quinto… si el quinto elemento, el quinto piso o el quinto jinete. Lo cierto es que me entretuve tanto con el hielo del vaso que ya no la pude seguir, me gustaría que me repitiera la parte en que se iba, mas que con quien, por qué, pero imagino que ya es tarde para eso. Su mirada fija mareaba, se la notaba tensa, su enojo cuando bebía whisky, ahora comprendo, era necesario que me mantuviera sobrio para oír, pero no tanto como para entender… jamás se hubiera animado a enfrentarme en otras circunstancias, era ahí o nunca, hoy lo sé, no era buena para decir la verdad y mucho menos para salir huyendo. De todas formas tenía una retórica envolvente, eso hacia que le creyera, no importa que tan obvio era el engaño, me mentía con tanta belleza que yo caía rendido o enredado a sus pies, no importa el orden, aunque casi siempre era rendido y después enredado.
La historia es que los dos fracasamos. Entre su escapada y mi silencio, mi borrachera y su cobardía, mi desconcierto y su obviedad, el tiempo nos convirtió en extraños, como una lluvia sin cielo que cae de la nada.
Alguna vez se lo habrá preguntado? Eso de la lluvia… mas allá de la explicación científica, hay algo de magia, no? Por momentos me gustaría quitar toda la racionalidad de mi cabeza y percibir las cosas a través de mis sentidos. Habré dicho una idiotez…es que me cansé de las explicaciones. Al tiempo descubrí que el del quinto era un tipo al cual había conocido en el ascensor, lo cual me lleva a deducir que su viaje era algo planeado, que mientras usaba mis pantuflas pensaba en él y que eligió confesarlo una noche en que yo estaba tan borracho que eliminó toda posibilidad de poder seguirla...o matarla. Fue una premeditación astuta, digna de una perra como ella que sólo huele a trampa o a mierda, como este cuarto y como esta mañana.

9 comentarios:

  1. Excelente relato, con mucho estilo y calidad.Ha sido un enorme placer descubrirte y leerte. Felicitaciones! Un abrazo.

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  2. Excelentes tus escritos, siguen siendo un placer poder leerte...
    lau

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  3. Alma
    Es un honor tenerte como pasajera de este tren.
    Gracias por el comentario.
    Córdoba, la tierra de mis abuelos.
    Un abrazo

    Lau
    gracias bombona!

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  4. El alcohol como siempre dando trinchera al acto de cobardía de no reaccionar a tiempo. ¿Y si le hubiera dicho quédate? ¿Y si hubiera luchado por tí? ¿Y si volviésemos a empezar como si tuviéramos de nuevo veinte años? En otra ciudad... en otro país...

    - ¿Veinte años? Por tus muertos que no me los gastaría contigo.

    Un placer leerte, tus historias siempre tan sugerentes.
    Besos.

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  5. Mariola Po
    "Por tus muertos que no me los gastaría contigo" jajjjaaaaaa
    Un placer tenerte.
    Besos sin alcohol

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  6. Un placer tu blog. Leerlo conmociona a veces. Un saludo

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  7. meg
    Te agradezco la visita. Me gusta conmocionarte mientras revolvés mi blog :)

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  8. Excelente relato que me ha tenido embebida (sin alcohol) mientras lo leía atentamente.

    Enhorabuena, en serio. Me ha parecido magnífico, sobre todo, por la cotidianeidad del tema y por la capacidad de perfilar cada detalle, cada pensamiento...

    Un beso.

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  9. Givés
    Embebida sin alcohol es un buen punto jaja. Me alegra que te gustara.
    Un beso grande

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