Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia
Alejandra Pizarnik
No te pedí explicaciones la noche que me anunciaste que la luna era la manera de mirar al mar recortando la figura de una cereza plateada. Sin carozo, agregaste, como si ese dato pusiera de manifiesto su veracidad. Yo sólo quede ahí, sujeta a la memoria de haberte abrazado toda una vida aun sin entenderlo, pero me gustaba esa forma complicada para describir las cosas, como si pertenecer al grupo de las minorías te volviera diferente. Luego todo cambió y los dos crecimos. Las bicicletas dejaron de ser aves y la única razón que nos unía era la memoria. Amigos desde pequeños, desde la vez que te habías empeñado en que arrojáramos naranjas a la casa de Don Esteban y yo accedí, ni con mucha fuerza ni con tantas ganas, pero que vos me lo pidieras ya era razón suficiente.
Un día te alejaste y empezaste a huir, yo digo que fue hacia dentro, vos dijiste que te mudabas. No pretendo cuestionarlo ni seguir tirando naranjas, sobre todo porque Don Esteban murió y ya no estoy en edad... y si a eso le sumamos que Don Esteban vivía a pocos metros de mi oficina tampoco quedaría prolijo que pasara un cliente y me viera lanzando naranjas por el aire, aunque a vos se te ocurriría algo muy verosímil y el hombre seguiría pensando que contrató a una profesional seria y eficiente.
Lo cierto es que te espero…
y esperarte es oler azahares pensando en vos.
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A veces, dejar partir es la mejor manera de cicatrizar lo que no germina...Una semilla que
ResponderEliminarse la lleva el viento, nunca besa la tierra, y es mejor esperar por simientes que deseen fructificar.
Un beso.
Todas las historias siempre tienen una "continuará", cuando una termina, está iniciandose la proxima , es lo que conlleva la vida.
ResponderEliminarSaludos
precioso: alejarse hacia adentro, tú dijiste que te mudabas.
ResponderEliminarpoético
gracias por tu visita
gracias por tus palabras
Taty
ResponderEliminarEs cierto, no sirve de mucho forzar pero queda el recuerdo y las ganas de volver a encontrarse, aunque tal vez no vuelva a ser lo mismo.
Un beso
camino roque
ResponderEliminarMe alegra que llegaras hasta mi tren. Te seguiré visitando.
Saludos
Esa descripción de la luna como la manera de mirar al mar recortando la cereza plateada, anuncia desde el principio del texto huidas hacia dentro enmascaradas en mudanzas buscando la puerta de salida.
ResponderEliminarLa flor del naranjo reverdece cada primavera lo deseemos o no, somos cautivos de aromas de azahares que deseo que entrelacen el reencuentro de esa amistad que creció entre las raíces de los naranjos.
Espléndido tu texto, como todo lo que vengo leyendo de ti.
Un abrazo.
Marisa
ResponderEliminarGracias por tus palabras siempre tan bien recibidas.
Cuantas cosas se enmascaran por diferentes razones...y cuantos aromas que nos generan nostalgia.
Me recordó a mi planta de naranja lima, seguro lo has leído, un libro hermoso de Vasconcelos.
Un abrazo
hermoso relato, que nos muestra el paso de la infancia a la madurez, de la amistad al amor, del amor a la ausencia.
ResponderEliminarbesitos*
me gusta mucho el final, y las aves y bicicletas entre el texto:)
ResponderEliminarEurice
ResponderEliminarHay historias que no cierran. Sólo se transforman en otras. Lo bueno es que la vida siga con más historias.
un abrazo
Rayuela
ResponderEliminarCrecer a veces es doloroso por lo que dejamos en el camino... lo triste es perder.
gracias por tus palabras.
Besitos
enrojecerse
ResponderEliminarEn el final sigue una puerta abierta que aguarda.
Las bicicletas como pájaros nos hacían divertir y volver a creer una y mil veces en el amor y en la amistad.
besos
me ha encantado descubrirte
ResponderEliminarque bonito texto
besos
Que bonito relato.Ya me tienes al lado de tu tren.UN SALUDO
ResponderEliminarPaco
ResponderEliminarUn gusto tenerte por acá. Espero que el viaje se haga placentero.
Besos
Nikita
ResponderEliminarGracias por tus palabras,nos seguimos visitando!
Besos
Dice Joaquín Sabina en una de sus canciones que al lugar donde fuiste feliz, no debieras tratar de volver. Y yo lo hare mas extenso afirmando que aún cuando nos alimentemos eternamente de la nostalgia, hay que seguir viviendo con pasión. Eso indudablemente volverá a hacernos mirar hacia atras sin remisión. Es el eterno pez que se muerde la cola. Precioso articulo. Un abrazo español.
ResponderEliminarNunca debimos apartarnos de esos amores de la infancia, con savor a primigenio y único, a verdadero por asombroso. Entonces la nostalgia, ese camino colector de bajitos recuerdos.
ResponderEliminarPerdón si contradigo al maestro Sabina,je
Lo tuyo: nostalgico y hermoso, hermoso y nostalgico.
besos
Mauro
ResponderEliminarLo cierto es que las emociones no se repiten pero creo que hay cosas para rescatar cuando uno quiso mucho a alguien.
Sabina es un maestro y en sus letras no hay mas que poesías pero a veces es difícil generalizar...
Coincido en vivir con pasión sin que la nostalgia nos paralice.
Mauro, gracias por acercarte, te mando un abrazo
Horacio
ResponderEliminarTal vez la vida se encarga de hacernos crecer y de apartarnos y tampoco está mal que así suceda. La verdad es que no sé bien cómo deben ser las cosas...
Mientras tanto seguiremos escribiendo.
un beso grande!
Abogada, yo ando escapando de varias cosas, pues el dolor viene detrás! Un beso enorme.
ResponderEliminarGabrielle
ResponderEliminarCuando quieras escapar acá tenés un refugio para descansar.
Deja pasar al dolor, que siga de largo.
Besos!!!!